El sábado mientras lo esperaba estuve observando a unos pescadores que desde el espigón lanzaban a la playa sus cebos en busca de la codiciada lubina.
Jose llamó para decirme quee había llegado; lo fui a buscar y nos dirigimos al río para comenzar la jornada de pesca.
El río bajaba más alto de lo normal pues había llovido bastante la noche anterior pero nos cambiamos rápidamente y bajamos para intentar engañar algún pez.
Entre lance y lance ibamos charlando de diversos temas de pesca, compartiendo opiniones, experiencias, contándonos anécdotas ( que no son pocas) que nos habían ocurrido alguna vez.
De este modo, aunque los peces no piquen, la mañana se hacía igual de amena.
Los reos no aparecieron pero no es de extrañar ya todavía no hay los suficientes para garantizar el éxito. Y aún con muchos peces en el río.....ya sabemos como son los reos!
Puesto que la actividad de los peces era nula decicimos cambiarnos e ir a comer para tener tiempo por la tarde y volver al río.
De camino al restaurante fuimos bordeando el río y le enseñé a Jose los distintos tramos, tanto libres como cotos ya que recordaba haber pasado por alguno de ellos pero no lograba situarlo.
Tambíen conocía la existencia de un castillo en esta zona y después de una buena comida y una buena charla llevé a mi compañero a visitarlo.
Se trata de la Torre Fortaleza que en el siglo XV perteneció al Mariscal Pedro Pardo de Cela.
De nuevo nos enfundamos los vadeadores y volvimos al río, esta vez lo intentaríamos en el coto sin muerte.
Al poco de comenzar Jose clavó su primera trucha en este río, que tenía una preciosa librea.
A continuación en una tabla aguas arriba Jose volvió a tocar escama, esta vez la trucha era un poco mayor. Las picadas nos animaron a seguir intentándolo aunque no fuese un buen día para la pesca.
Me sorprendió la precisión que Jose consigue con el lance de péndulo, lance que nunca había presenciado. Por esta zona el lance más común es el de ballesta.
Al rato el afortunado fui yo y en un lugar donde le comenté que siempre salía una trucha como no podía ser de otra manera obtuve una picada pero logró soltarse antes de que le metiera la sacadera. Por fortuna en otro lance otra brava trucha mordió la cucharilla. Esta vez si puede capturarla.
Foto que me hizo Jose y al agua.
En zona de corrientes una bonita trucha entro a la cucharilla de Jose. Parecía que la actividad de las truchas aumentaba.
El río estaba más alto de lo normal, y sobre todo las aguas muy frías pero aún así ibamos lanzando a cada rincón en busca de la pintona.
En esta zona de aguas más tranquilas habitan buenas truchas pero esta vez no estaban por la labor de alegrarnos el día..
El tramo se estaba acabando y las truchas no acababan de entrar bien, tan solo alguna picada fallida y alguna que otra trucha que consiguió librarse del anzuelo.
Vaya si tengo ganas de volver Pablo. El río me ha encantado y todas las ideas que se nos han ocurrido, hay que ponerlas en práctica. Seguro que entre los dos sacamos algo útil.
ResponderEliminarEn precisión, tú no te quedas atrás, por lo que no se merecen las alabanzas.
Un saludo y ha sido un placer compartir esta jornada.